MONSTER MAGNET - Sala Arena, Madrid (6/2/2014)

Decir que tenía ganas de ver a Dave Wyndorf y los suyos sería quedarme muy corto. Como tanta otra gente los descubrí con el Powertrip y desde entonces me compré todos sus discos... hasta el 4 Way Diablo, último que adquirí. A partir de ahí mi interés decreció directamente proporcional al nivel que creo que ofrecían sus trabajos. No es que hicieran discos malos, pero no había frescura, emoción, himnos, inspiración, etc. Por eso cuando el año pasado editaron el inmenso Last Patrol servidor se reconcilió con Monster Magnet y su universo. Nunca los había visto en directo así que era el momento perfecto para asistir a un show de ellos y para mi regocijo anunciaron fechas en España así que estaba cantado... tenía que estar allí. Además, era una oportunidad perfecta para compartir el concierto con sensacionales compañeros de bloguerío como Javistone y Karlam, que se desplazarían a la capital para sufrir en sus carnes la descarga eléctrica, no se me ocurre mejor compañía.

¿Qué presenciamos en la sala Arena (antigua sala Heineken) de Madrid? Pues un excelente concierto, con un Dave Wyndorf con un estado vocal que rallaba la perfección y que a servidor le provocó escalofríos escuchar esa voz a pocos metros de distancia. El frontman con un mejor aspecto que en los últimos años, habiendo adelgazado bastante. Una banda que, si bien entre ellos interactuaban bastante poco (o directamente nada), estaba bastante bien engrasada, sobre todo teniendo en cuenta que ha sufrido cambios importantes en la formación recientemente. Un público con ganas de hincarle el diente al directo del monstruo magnético y una sala prácticamente llena. Todo pintaba a que iba a ser una noche mágica, de esas que no se olvidan en semanas.

¿Que sucedió al analizar el cómputo global de la jornada? En primer lugar no hubo teloneros. A Steak les robaron los instrumentos la noche anterior en Barcelona y a los allí presentes no nos hubiera importado en absoluto disfrutar de una banda que todo el que la ha visto habla bastante bien de ella. Y ahora una disyuntiva que tengo. Por una parte admiro la valentía y la fe que tienen algunos grupos en sus nuevos trabajos. En defender su creatividad y su legado más reciente. Al igual que humoristas, fotógrafos, pintores, dramaturgos y muchísimos otros exponentes del arte y la cultura a menudo muestran sus últimas obras en exclusiva y no tiran de hemeroteca, en el mundo de la música hay pocas bandas que defiendan con uñas y dientes de manera íntegra un plástico reciente. Por eso admiro a Wyndorf, que tenga el valor, el amor propio y el coraje de plantarse y escupirnos todas y cada una de las canciones de Last Patrol, disco que por cierto considero de lo mejor que salió en 2013, no puedo poner muchas pegas.

Eso sí, me queda  el sabor agridulce de que quizás podría haber buscado otra fórmula. No hablamos de Powertrip. Si hubiera hecho lo mismo con el disco editado en 1998 la sala habría salido ardiendo. Hablamos de un disco nuevo. Entonces... ¿habría sido mejor intercalar las canciones nuevas con los clásicos? ¿Hacer un primer set con la mitad del álbum, otros tantos de discos más antiguos y volver de nuevo a Last Patrol? No lo se. Lo único que sí veo es que la gente parecía tener bastantes ganas de ver a Monster Magnet y después de casi una hora, cuando sonaron los primeros acordes de Twin Earth, el público estaba pasándolo bien pero me dio la sensación de que se había enfriado un poco. Saltaron, cantaron y gritaron  en los cuatro últimos temas (especialmente en Space Lord) con más entusiasmo pero no hubo un Powertrip, ni un Clop Circle, Heads Explode, Cyclops Revolution y ya no digamos alguna canción del Monolithic Baby! que es uno de mis trabajos favoritos. Por pedir que no quede. Se limitaron a la ya mencionada Twin Earth, Look To Your Orb For The Warning, Dopes To Infinity y al cierre a lo grande con su tonada más popular, Space Lord.

Aún así fue una noche emocionante con un excelente concierto, una gran banda y con un Wyndorf carismático y en estado de gracia. Pero fue también un show en el que podrían habernos sorprendido y regalarnos algún que otro himno más (que no tienen pocos precisamente) y que podrían haberse desmarcado algo del esquema, más aún cuando no tuvimos teloneros y un par de canciones extra nos hubieran dado vidilla. Y que esto del rockanrol es, precisamente, también saltarse a veces el guión.