viernes, 20 de abril de 2012

RETROSPECTIVA DE ALBERTO GARCÍA-ALIX Y SUS JUNKIE BUSINESS JUNTO A JOHNNY THUNDERS


Anoche tenía una cita ineludible. Alberto García-Alix (mi fotógrafo de cabecera) presentaba una impresionante retrospectiva de su obra en la sala Cobertura Photo. Ya me lo había perdido en varias ocasiones y me juré a mi mismo que eso no volvería a pasar. Este hombre es todo un rockstar de la fotografía y ciertamente ha influido mucho en mi manera de retratar algunas escenas con mi cámara.


Sus imágenes son siempre conmovedoras, le gusta retratar la belleza desechada por muchos, cuerpos desnudos tatuados, caras con surcos cincelados por el tiempo, paisajes sucios, prostitutas, travestis, drogas... pero en cada instantánea consigue plasmar el alma de esos personajes y darle un aura de dignidad aunque también de soledad y desazón. Centra a sus modelos, lo cual también es una contrariedad. Siempre te enseñan que no debes poner en medio el centro de interés pero eso no es impedimento para él, porque aunque es lo que hace todo el mundo también puede ser perfectamente una forma de no querer ofrecer segundas lecturas sino de evidenciar lo que hay. Esto es lo que quiero mostrarte, sin distracciones. No hay más poesía aquí que la de este personaje en este momento. Las reglas están para saltárselas ¿no?


Fue todo un gustazo ver esa gran compilación de su trabajo a ritmo de tango y quedarme nuevamente hipnotizado. Fascinante. Una vez finalizada la proyección se encienden las luces y ahí está el tío. Me lo habían pintado como un tipo demacrado, algo impredecible, que no se dejaba hacer fotos y que podía tener una mecha más que corta si le importunabas lo más mínimo. Para sorpresa mía llega con una estética impecable, con mejor aspecto y color que ninguno de los allí presentes, derrochando simpatía y haciéndose fotos con todo el mundo. Desde luego hay gente con un aura especial.


Mi amigo Jorge y yo nos acercamos y nos hacemos la foto de rigor y le cuento como lo descubrí. "Alberto, un día estaba buscando fotos de Johnny Thunders y me topé con varias de las que le hiciste. Desde entonces soy un  gran admirador de tu obra. Es todo un placer conocerte".  Se le iluminan los ojos, apaga el cigarro y sonríe. "¡Aaah, Johnny Thunders! Antes he contado una breve anécdota sobre él". Le pregunto si puede repetírmela porque hemos llegado un par de minutos tarde, cuando ya había comenzado la proyección. "¡Claro! Resulta que la primera vez que vino a mi piso y nos pusimos al tema (simula tener una jeringuilla en la mano) yo no sabía que el tío tenía una manía. Se inyectaba el pico y cuando terminaba le daba siempre por darse la vuelta y lanzar la sangre que quedaba en la jeringa contra las paredes. Se gira y ¡zas! Toda mi pared llena de salpicones. Me enfadé y se lo dije. Él me pidió disculpas. Un rato después volvemos a lo mismo y de repente se da la vuelta ¡y vuelve a lanzar su sangre contra mi pared! Ahí ya pasé de él. Un tiempo después la volví a pintar de blanco para quitar las manchas. Al poco me di cuenta de la gilipollez que había cometido. ¡Joder! ¡Qué fotografía acababa de estropear! ¡¡¡Podría haber tenido la foto de la sangre de Johnny Thunders con todo lo que ello simboliza!!! Son cosas que en el mismo momento no eres consciente y de las que te arrepientes toda la vida."


¡Fantástica anécdota! Alberto parece realmente cómodo. Se despide de un amigo, parece que se va a pirar y se da la vuelta. "Pues sí hombre, te cuento, Johnny una vez también..." En ese momento aparece un gabacho que lo coge y le pone a alguien al teléfono, ¡¡Me cagoen...!! ¡El franchute me ha saboteado una sucesión de anécdotas que Alberto me iba a contar sobre uno de mis ídolos! Ya se acabó. Una vez que cuelga el móvil tiene a un montón de personas alrededor y parece que se está preparando para que la gente se largue poco a poco. Hay un gitano melenudo y arrugado, elegantemente vestido, con un bastón y una taza de café en la mano, que tiene todas las papeletas para ser inmortalizado en unos minutos por el artista. Nos vamos.


Como epitafio a esta historia os cuento que también me definió en una palabra como era Johnny. Le dije que seguro que era un tío majo. Me dijo que por supuesto. Pero que había una palabra que lo definía perfectamente. "Era un desastre. ¡Un jodido desastre de persona! ¡DESASTRE!"

 

3 comentarios:

Tyla DeVille dijo...

Sórdido y mítico: Fantasía.

Lo dicho, alternó -brevemente- con un mítico

Rrrrrrock On!

lu dijo...

Me encanta este hombre. Me alegro de haberlo visto tan bien en la foto que os hicisteis juntos, Lorbada, es un superviviente.
Besos!

Lorbada dijo...

Tyla DeVille: los has definido genial, sórdido y mítico :D y sobrao de Fantasy Style.

lu: me alegro de que te guste. Sus fotografías son únicas. No iba con la intención de hacerme ninguna foto pero el tío iba sobrao jeje

Un abrazo a los dos.