lunes, 15 de septiembre de 2008

DULCE ESTRELLA

No soy una persona nada patriota, eso lo saben todos mis amigos, pero en algunos aspectos me siento muy orgulloso de haber nacido en estas tierras ibéricas. Esos aspectos pueden ir desde el jamón de pata negra, pasando por el gazpacho y desembocando en el flamenco. Elementos endémicos de España, de los que me siento enormemente afortunado de poder disfrutar siempre que quiero. Es el último el que ocupa esta entrada y es que la Bienal de Flamenco que desde hace varios años se celebra en la ciudad de Sevilla reune a los mejores (este año Manolo Sanlucar, Arcángel, Farruquito, Cristina Hoyos, José Mercé y un largo etcétera) y nos brinda veladas tan mágicas e inolvidables como la del pasado sábado 13.

Y es que una noche de espectáculo y fusión con Dulce Pontes y Estrella Morente no puede fallar. Es más, si las
expectativas eran altas, ellas las dinamitaron. Y aunque me encanta pero no entiendo demasiado de flamenco hay varias cosas que sí entendí...

La portuguesa es una grandísima cantante, llega a unos registros impresionantes y tiene un dominio de la voz que ya lo quisieran la mayoría de sus comtemporaneas. Le pesó un poco cantar con Estrella Morente en una ciudad flamenca, pero no se achantó en ningún momento.

Los músicos que las acompañaban bordaron su actuación sin ningún pero; en el caso de la granadina, sus 2 guitarristas dieron un recital de como sacarle hasta la última gota de jugo a las seis cuerdas, dejándome en más de una ocasión con la boca abierta.

Lo único que cojeó en algún momento era cuando cantaban juntas, no quedaba todo lo pulcro que debía y en un par de ocasiones las voces se pisaban en vez de ir de la mano... aunque fué algo casi anecdótico.

Y a lo que iba...
Estrella Morente, única, espectacular, sublime. Una voz maravillosa que unida a su belleza y al arte que destila por todos los poros de su piel (cada baile, cada sonrisa, cada movimiento de manos o zapateao...) desembocaba en un estruendo de aplausos de un auditorio lleno hasta la bola y entregado a ella. Esto hizo que la hija de Enrique Morente se viniera arriba y se diera cuenta de que estaba en Sevilla, y en Sevilla el flamenco juega en casa. Esta mujer se merece un monumento. El sábado, durante dos horas y cuarto, se ganó mi admiración eterna y la de varias miles de personas de la capital hispalense.

2 comentarios:

Mattt dijo...

No conozco a Estrella pero sí a Enrique. Lo descubrí hace poco en el disco junto a Lagartija Nick, Omega, e investigando, di cuenta de que es de los discos más impoetantes de la historia de la música popular española.
Es muy linda música el flamenco. Muy sentida.
Saludos desde el tercer mundo, Argentina.

Lorbada dijo...

Omega es un disco enorme, es ya un clásico, sin embargo si buceas en la discograffía de Enrique Morente te puedes encontrar con muchas sorpresas muy gratas.
Y a Estrella la habia escuchado muy poco pero ya te digo que a partir de ahora la escucharé muy mucho.