jueves, 6 de marzo de 2014

GHOST BLUES: THE STORY OF RORY GALLAGHER & THE BEAT CLUB SESSIONS - Ian Thuillier (2010)


Que Rory Gallagher es uno de los guitarristas que más suenan en el búnker no debería de sorprender a nadie. En unas cuantas ocasiones he escrito sobre él y le he profesado eterna pleitesía a su espíritu y su música. Ahora bien, que lo considero también uno de los más menospreciados de la historia en relación a su talento y su legado no tengo tan claro si lo he recalcado alguna vez. Tiene una discografía que tira de espaldas y si nos remontamos a sus discos con Taste y toda su trayectoria en los 70 pocos rivales le pueden hacer sombra. Jeff Beck, Hendrix, Page, Clapton y alguno más. Y aunque el refrán dice que el tiempo pone a cada uno en su lugar yo creo que ese tren ya pasó para siempre probablemente para el bueno del irlandés aunque para todo amante del rock siempre esté ahí como una de las vacas sagradas de la música que tanto amamos. Otra cosa es preguntarle a cualquier chaval (y no tan chaval) por Rory y que ponga cara de extrañeza o que veamos camisetas de los otros guitarristas antes mencionados o de las bandas que lideraron y pocas veces una de Taste o del genio en solitario.

Más aún cuando hay una oportunidad de oro con este documental que se realizó donde se repasa su vida y obra, con entrevistas a personajes clave como su hermano Donal Gallagher o compañeros de batalla como Ted McKenna o Gerry McAvoy. Tambien se pasean por el documental gente que le conocieron y que le admiraban profundamente como The Edge, Slash, Johnny Marr, Cameron Crowe, Shooter Jennings, Bill Wyman, James Dean Bradfield, Bob Geldof, Vivian Campbell o nuestro Juan Martín. Todos ellos encumbrando a Rory a los altares de la guitarra eléctrica y del blues, comentando anécdotas y ubicando su trayectoria en historias comunes o en su influencia sobre ellos. Para los que se queden con mono de más música además hay un segundo DVD titulado The Beat Club Sessions donde podemos ver a Rory en el mítico programa musical de la televisión alemana, con las tres actuaciones que dio entre 1971 y 1972 encadenadas, ofreciendo un espectáculo de primer nivel con un sonido realmente bueno, toda una delicia.


La película está muy bien para conocer sus orígenes, con fotos entrañables de cuando era un renacuajo, gracias en gran parte a su hermano Ronal, auténtico faro y motor de esta historia en imágenes. También para averiguar las motivaciones del oriundo de Cork, su forma de interactuar con la música y de cómo llegó a dedicarle casi la totalidad de su vida, volcándose en ella y prescindiendo incluso de relaciones más allá de las amistades al considerar que una pareja estable era prácticamente una quimera cuando su vida se iba sobre las tablas y en las giras, para darse a conocer, para reivindicarse o para romper cualquier molde que hubiera en Irlanda y exportarlo al mundo entero. También de cómo este tipo fue en todo momento fiel a sus principios huyendo de singles y canciones que pudieran oler mínimamente a comercial, puesto que él pensaba que aunque eso le llenaría los bolsillos también le restaría credibilidad hasta tal punto que llegó a tirar a la basura una vez terminado todo un disco en 1977 (que se volvió a mezclar y se editó en 2011 como Notes From San Francisco, muy recomendable) y sería poco más que prostituir su trabajo y darle la espalda a su integridad como artista. También es muy interesante la historia de cómo llegó a tocar un par de noches con los Stones tras la marcha de Mick Taylor y luego siguió su camino en solitario, habiendo recibido la oferta de Jagger y Richards para ser miembro permanente, algo que afortunadamente no sucedió.

En contra diré que me parece increíble que no se mencionen discos tan claves en su carrera como Tattoo o Calling Card que a mi me parecen de lo mejor que hizo nunca o que se hable del tiempo que estuvo sin tocar y su regreso a los escenarios pero no se mencione apenas porqué y qué sucedió en los años concluyentes de su carrera hasta que se retoma en sus últimos días y su muerte en junio de 1995 en Londres, algo en lo que sí se profundiza. Por otra parte los mismos protagonistas que le homenajean y hablan sobre él charlotean demasiado sobre la influencia de Rory en ellos y sus comienzos, lo mucho que le deben o qué vertiente han copiado más de su estilo, algo que a mi me parece bastante poco sustancial (exceptuando a Johnny Marr que sí comenta cosas interesantes sobre técnicas concretas, como cuando le vio cambiar una cuerda sin dejar de tocar). Escuchar a The Edge decir que se puede intuir la influencia suya en las primeras demos de U2 que rulan por ahí pues como que me trae bastante sin cuidado. Yo no veo ni hoy ni hace 25 años esa influencia por ningún lado. Puede que en los primeros meses de ensayo sí, pero es algo que sepultó para luego tirar por otros derroteros así que no quiero escuchar cinco minutos de algo que me parece poco más que un espectro en su música.


Un documental con partes muy bien cimentadas y con varios protagonistas a quienes da gusto escuchar. Conocer más de Rory Gallagher, de su carácter y de su dedicación completa a su instrumento es una gozada. Las entrevistas que hay de audio al artista y en vídeo son otro de los puntos fuertes, con el genio hablando de su filosofía y de su música con absoluto amor a las seis cuerdas. Por otro lado creo que es una oportunidad desperdiciada para hacer un bagaje completo de su carrera, prescindiendo de partes fundamentales y saltándose (no se si a propósito o no) otros momentos que quizás alguien en el futuro nos desvele con otra película más completa a este respecto. Es importante conocer al artista para zambullirse con mayor ahínco en su obra y comprender ciertos giros que dio aunque nunca fueran demasiado acentuados. Si tenían que haber incluido media hora más de metraje por mi encantado.

Me he quedado con ganas de más de este tipo que no solo ha sido uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos sino que fue pionero en muchas cosas, arriesgó su dinero apostando todo a su fe por su música y dejándose la piel en el escenario en cada actuación con la pasión y entusiasmo que todos habréis podido ver en infinidad de vídeos. Y un secreto que cuenta su hermano, a todo esto. Si pensáis que la apariencia de su guitarra destrozada, con la pintura levantada y ese aspecto más propio de haber salido de un incendio, es por golpes o roces no podéis estar más equivocados. Rory transpiraba la gota gorda en cada concierto y ese mismo sudor fue el que le confirió esa estampa. En parte porque este tenía una secreción sudorípara muy alcalina que al contacto con la laca y la pintura hacía prácticamente la labor de un quita-esmalte. En parte también por las cantidades industriales de sudor que este animal de escenario se dejaba en cada show.

3 comentarios:

KARLAM dijo...

Wow! no tenía ni idea de este docu. Interesante... Gracias por el yutuf!!
Saludos

javierfuzzy.blogspot.com dijo...

Vi a Rory en concierto en el Teatro Monumental de Madrid allá por febrero, marzo de 1974. El teatro a reventar, lleno de humo y electricidad antes incluso de la salida del astro irlandés. Un recuerdo imborrable, sus canciones encendían aun más el ánimo de los presentes hasta llegar a una comunión completa. Uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida.
Copio los vídeos y los veré con tranquilidad este fin de semana.
Saludos y gracias,
JdG

Lorbada dijo...

KARLAM: si te gusta Rory vas a disfrutar con el documental. A mi particularmente me han gustado bastante las entrevistas que le hicieron en la radio y tv.

Javier de Gregorio: no tienes ni idea de la envidia que me das. Estoy rayando el suelo con los dientes. Tuvo que ser increible ver a Rory y estas describiendo un ambiente exacto al que me imagino que tuvieron muchos de sus shows, solo hay que ver el Irish Tour o cualquier video en directo para intuirlo, aunque evidentemente jamás será ni remotamente parecido a la experiencia de estar allí.

Gracias a los dos. Abrazo.