¡¡Toc, toc!! ¿¿Hay algien ahí?? Buff, llevo 14 meses sin escribir. Madre mía. La verdad, incluso parte de lo que escribí en los últimos posts había algo de relleno. Lo siento. Ni tengo tiempo, ni la energía, ni el entusiasmo de antaño. Mis horas están contadas y en mi escala de valores situé durante meses el blog como algo realmente prescindible, caduco, sin sentido... y quizás desde una perspectiva momentanea lo necesitaba. Me habré apuretado o quizás necesitaba desconectar para encontrar otras perspectivas de mi vida que han llegado de repente y que me han absorbido muy gratificantemente. No os preocupéis por mi. Soy más feliz que nunca y ahora me doy cuenta de que esto es un divertimento, un juguete, nunca escribiré para la Rolling Stone ni para mi admirado Ruta 66. ¡Qué jodidamente pretencioso! Quiero seguir divirtiéndome con el blog, aunque sea muy de cuando en cuando, y además volver a empaparme de toda vuestra mandanguita. Poder vacilar de todo lo que aprendo en el bloguerío diariamente y dar gracias a la vida porque la música sigue latente y aún hay gente capaz de transmitirme esa pasión y ese entusiasmo. Gracias a vosotros sobre todo. Aprendo tanto...
¿Hace falta presentar a Nick Andersson? Yo creo que no. Uno de los pocos adalides que quedan del rock & roll energético y sin prejuicios ni edulcorantes de escandinavia. Líder aún de los supuestamente extintos The Hellacopters (aún muy vivos) y culo inquieto de la cultura de resistencia rockanrolera europea que se niega a da por muerta la oleada punkrockera nórdica de los 90, quizás ahora más que nunca necesaria como el agua de mayo. Da igual que yo explique lo que ha hecho o lo que ha representado para muchos. Nick Royale es el puto amo desde hace 20 años y punto. Si tengo que desgranarte su trayectoria mal vamos.
Un grupo que a menudo llena salas de mas de mil personas se presenta en Sevilla ante 150 personas tras unos teloneros desastrosos, mal sonorizados y con canciones vacias. Mi chica no los conocía y casi le da un patatús después de prometerle la panacea. Tuve que explicarle que lo bueno llegaba en media hora. Y así fue. Los Imperial State Electric se subieron al escenario y la liaron pardísima. Uno de los mejores grupos de rock de Europa tocando en una sala pequeñita del sur de España. ¡Joder! Qué privilegio. A todo el que haya estado en un bolo de ellos sabe que empiezan y es una tras otra, otra y otra. No hay espacio para diálogos vacíos o frases recién aprendidas en castellano de relleno. Esto es pim, pam, pum... y se agradece muchísimo.
Así se desarrolló el poco más de hora y media que tocaron. Con sus posturitas sincronizadas con las espaldas encorvadas en 45 grados y los mastiles de las guitarras mirando al cielo ¿(Hellacopters, MC5)? y una energía propia de unos adolescentes. No tienen que demostrar nada pero se toman cada show como una ceremonia en la que no se pueden regalar ni una gota de sudor al azar. "All Through The Night" de su último plástico, "Pop War", "Reptile Brain"... Y la versión del "Fortunate Son" de la Creedence que fue una locura. Curioso cuando se tocaron "Deja Vu" que se subió un tipo que llevaba un buen rato en su stand de merchandasing y que desconozco quien era. Me hubiera encantado que se hubiera subido la prometida de Nick, Johanna Sadonis (me vacilaba enseñándome el anillo, yo le quería convencer de que los besos de Nick desde el escenario eran hacia mi que estaba a un metro de ella) que también estaba allí, una cantante espectacular y que ademas es la prometida de Nick (simpatiquísima) pero no pudo ser.
En definitiva... me siento un privilegiado por poder ver de nuevo a esta bandaza. Hay un póster enmarcado en mi salón que dice que los vi en 2013 en la Sala El Sol en Madrid, hace dos años los vi en acústico en una tiendecita en Malasaña (Holy Cuervo, los promotores de esta gira y de casi todas las de la banda por la piel de toro y de otras muchas) gratis en acústico en primera fila oliéndoles los pies, conciertazo, y ahora en Sevilla en una sala ideal y con un tamaño suficiente para divertirme como un gorrino en un charco, extasiado de autenticidad y vaciándome bailando y disfrutando de ver como una profana como mi chica, de repente, abrazaba una nueva religión que se llama Imperial State Electric. Ahora entiende ese póster en medio del salón y porqué me quiero tatuar el logo de los Hellacopters. Ahora sí. Y no viene al caso pero ¡¡¡por 15 pavos!!! Buaaaahhhhhhh!!!! Un cubata y medio en Malasaña!!!!!!!!!! Qué maravilla. Gracias a todos los que aún queréis y amáis el rock y apostáis por esto.
[Todas las fotos y vídeos realizados por Juanjo Mellado ©]